Sumisión Perfecta

Maxim.-

Los gritos de Serena se escuchaban por toda la mansión, Anika estaba sentada del otro extremo de la mesa, por lo menos alguien sabía mantenerse en silencio cuando debía.

—  Acércate –le ordené con la voz áspera, ella obedeció con la mirada clavada en el piso, movía sus manos con nervio...

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