El Calor Del Kremlin

Serena.-

Siento el cuerpo un poco pesado, la luz del sol me golpea con fuerza, obligándome a abrir mis ojos, una silueta borrosa está sentada sobre mi cama y saltó asustada.

—  ¡CARLA! –pego un grito y me lanzo sobre ella, palpo su cuerpo asegurándome que es real y que no esté herida–. ¿Estás bien...

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