Capítulo 26

Santiago también contemplaba el inmenso cielo gris. Mientras fumaba un cigarro, se preguntaba dónde podía estar su adorada Erika.

A las nueve de la noche, recibió una llamada de Rodri. Este último había trabajado arduo para lograr conseguir la información que le ayudara a su jefe.

—Señor, la señor...