Capítulo 27

Mientras el anciano y Santiago se saludaban, Selena se acercó a su esposo.

—¿Qué pasa? Te he dicho que no me silbes, porque no soy mula.

Esteban la fulminó con la mirada.

—Te silbo cuando me da la gana; además, ¿qué haces abrazada con el hijo de Margo? Gracias a ese, nuestro hijo no es líder de l...