Capítulo 30

Matías abrió la puerta con lentitud, luego corrió hasta la cama donde se encontraban los dos adultos, uno en cada esquina.

—Papá, tengo hambre...

Erika se levantó con su rostro sonrojado; no podía mirar a Santiago y se lamentaba en su mente por lo que había hecho.

—Prepararé algo —dijo una vez que ...