Capítulo 2

—Por favor, disculpa a Nolens—dice la señorita Evenson mientras caminamos de vuelta al vestíbulo donde mi maleta aún espera por mí—en realidad él es mucho más agradable cuando llegas a conocerlo.

—No se preocupe por ello, señorita Evenson—expreso tratando de olvidar aquel mal rato solo por esta vez, esperando que toda mi estadía aquí no sea de la misma forma.

—Por favor llámame Anne—solicita son una sonrisa agradable. Ella parece ser el tipo de persona que se incomoda con la formalidad, pero ya que me pide de esta forma evitar ese tipo de trato yo sonrió y asiento con la cabeza.

—En ese caso, por favor dígame, Adeline, o simplemente Adi—expreso y ambas compartimos una mirada de complicidad y luego soltamos una pequeña risita.

—Muy bien Adi, es un placer tenerte aquí, bueno al menos lo es para mí—expresa cuando llegamos al vestíbulo— por aquí, te llevare a tu habitacion.

Tomo mi maleta y ambas subimos la enorme escalera que lleva a los pisos superiores. El lugar es esplendido, es lo que imagino cuando piensio en un hotel de cinco estrellas, un lugar donde uno puede olvidar la simplicidad y lo ordinario de la vida para sentirse especial y diferente.

—No sé si mi hermano ya te explico las tareas que tendrás que hacer para Nolens, pero en caso de que no sea así, deje una lista en tu habitación, no es mucho, pero puede ser un poco pesado cuando tratas con Nolens.

—¿El señor Edgerton siempre es así?—cuestiono algo inquieta por la respuesta. La razón de que este aquí tan lejos de casa es precisamente porque yo soy una trabajadora independiente, un freelance, con un perfil de trabajo publico donde cualquiera podría contratarme y cuando digo cualquiera en realidad es así. En una ocasión incluso fui, por un par de semanas, la asistente de un granjero, claro nunca tuve que meter un pie en su granja, pero no fue exactamente mi mejor trabajo; sin embargo, es una adición más para mi curriculum. La gente que busca asistente como yo siempre busca referencias para confiar en mí y mi trabajo.

Cuando me contacte con el señor Sebastián Evenson y me explico el trabajo para el que me necesitaba, yo no lo pensé dos veces, tan solo mencionar la palabra empresario fue suficiente para que dijera que si porque trabajar para alguien así significaba para mi subir de categoría en las plataformas de trabajo donde la gente me contactaba, significaba que no solo podría cobrar un poco más, sino que más gente de ese mismo nivel no dudaría en solicitar mis servicios, pero no creí que este trabajo de tres meses, sería tan agotador o al menos eso parecía al tener un jefe, un tanto insoportable.

—No siempre, aunque debo admitir que él es bastante sarcástico y un tanto hiriente con sus comentarios, te pido por favor que lo ignores si llega a decirte algo desagradable, quizás no es una excusa, pero no la está pasando nada bien últimamente y lo demuestra con esa actitud. Lamento mucho que tengas que soportar ese comportamiento, pero te prometo que una vez que lo conozcas y ambos se acostumbren a su compañía, el trabajo será mucho más sencillo—me promete y enseguida se detiene frente a un par de puertas, las cuales no duda en abrir para mostrarme donde viviré los próximos tres meses.

La respuesta no me deja del todo tranquila, pero al menos agradezco su sinceridad, deseando no haber cometido un error al aceptar este trabajo solo por ser un poco avariciosa al querer tener clientes que paguen mejor. Me adentro con todo y mi equipaje a la habitación. La decoración de esta habitación tiene como base colores grises y azules, es bastante espaciosa, quizás más grande que mi pequeño departamento en Londres, lo cierto es que en tan poco tiempo he vivido tantas emociones juntas que tan solo ver la cama me hace sentir un tanto cansada, aunque supongo que por hoy no tendré que ponerme a trabajar de inmediato y tal y como es mi jefe, supongo que habrá que rogarle que me dé algo que hacer, aunque espero que no sea así.

—Espero que esta habitación sea suficiente para hacerte sentir cómoda—expresa la señorita Anne con una sonrisa dulce. Yo por supuesto asiento con la cabeza mientras dejo mi equipaje en el suelo alfombrado.

—Es encantadora—admito mientras me acerco a los ventanales, la vista desde aquí es hermosa.

—Me alegra mucho que te guste, aunque espero que no pases mucho tiempo aquí porque la verdad es que me gustaría que vigilaras a Nolens por mi—expresa, quizás como trabajo adicional— mi hermano acepto un trabajo en estados unidos para poder pagar un tratamiento para mí y yo en pocos días iré a alcanzarlo, así que técnicamente Nolens se quedara solo y no me gusta esa idea.

—Bueno, hare mi mejor esfuerzo para tratar de agradarle al señor Edgerton, aunque si a él le molesta...

—¡Oh, no! No hace falta que hagas algo así, con que cumplas tu trabajo será suficiente, escuchar otra voz en esta casa solitaria le hará mucho bien—menciona y yo me siento un poco más tranquila con esa idea, aunque a mi curiosidad le gustaría saber qué fue lo que le sucedió a su familia.

La señorita Anne camina hacia una puerta y al abrirla, algo cae de ella como una avalancha, doy un brinco al ver que ha sido enterrada bajo una montaña de mantas.

—¿Qué diablos ha sido eso?—escucho la voz del señor Edgerton, fuera de la habitación y en cuestión de segundos entra y por supuesto su presencia me turba un poco, quedándome estática sobre mi sitio.

—No fue nada—expresa la señorita Anne saliendo de entre las mantas, aunque parece que se ha lastimado la mano—las mantas se cayeron cuando abrí el armario, quería mostrarle a Adeline donde encontrar mantas adicionales.

—¿Se cayeron encima de ti?—cuestiona el señor Edgerton bastante enojado mientras se acerca a la señorita Anne siguiendo el sonido de su voz.

—Estoy bien, no te preocupes—trata de tranquilizarlo.

—Anne, sabes que tienes que tener mucho cuidado—la sermonea mientras sus manos buscan con cierta desesperación las suyas y quizás es idea mía, pero parece que entre ellos dos hay algo más que solo amistad.

—Solo fueron un par de mantas, estoy bien no me paso nada—expresa la señorita Anne con una sonrisa, una que el señor Edgerton no puede ver.

—¿Y tú insufrible mujer? ¿Porque diablos no la ayudaste?—se dirige a mí, claro sin saber a dónde dirigirse porque desde que entro simplemente me quede inmóvil, pero es que ese hombre tiene la facilidad de hacerme sentir incomoda.

—Y-yo lo lamento—digo torpemente al sentirme juzgada por él, tal vez hice mal en quedarme como una estúpida solo observando.

—Por favor Nolens no digas tonterías, ella no tenía idea de que esto sucedería, aunque probablemente la señora Fitzroy si, además justo entraste cuando ella recién se había percatado de todo—supone la señorita Anne soltando una pequeña risita nerviosa.

—Esa maldita anciana—gruñe el señor Edgerton pasando su ira hacia mí, hacia esa mujer quien supongo fue la culpable de este incidente, aunque tiene suerte de no estar en este momento.

—Cálmate, no paso nada, ¿Si?—expresa la señorita Anne tomando su rostro entre sus manos con cierta delicadeza, lo que me hace confirmar mi teoría.

—Bien, lo dejare pasar por esta vez—gruñe el hombre y enseguida se aparta de las manos de Anne, aun molesto y esta vez dirigiendo su vista hacia mí, como si supiera en donde estoy, pero supongo que luego de haber abierto la boca, él sin duda lo sabría. Puede que no vea absolutamente nada, pero como lo dijo la señorita Anne, él puede escucharlo todo— pero una cosa te advierto mujer, Anne tiene Lupus, es por eso que se va del país, para tener un tratamiento de mejor calidad, así que cuando ella este aquí mas te vale cuidarla o no te pagaremos.

—Si, por supuesto— estoy obligada a decir, más por la señorita Anne a que en verdad le tema a su amenaza porque en realidad es el señor Sebastián Evenson quien me pagara por este trabajo, pero ya que aparentemente he descubierto que son pareja, se comporta de esa forma porque debe protegerla de algún modo ¿No?

—Sera mejor que ya no molestemos a Adeline, suficiente ha sufrido desde que te conoció y no queremos que se vaya ¿Verdad?—expresa la señorita Anne tomando a su novio del brazo para llevárselo de ahí. El señor Edgerton no dice nada, solo la sigue hasta el pasillo y supongo que la señorita Anne es quien cierra la puerta cuando salen.

Una vez sola trato de asimilar lo que ha pasado. porque e n una casa tan grande como esta, no se supone que un ruido apenas perceptible hubiese llegado a los oídos del señor Edgerton, a menos de que estuviera cerca de nosotras. ¿Estaría vigilándonos?

Ahora soy consciente de que el trabajo no será del todo sencillo como yo suponía, pero ya me han pagado la mitad de mis honorarios así que no puedo simplemente irme y dejar votado por un jefe como el que tendré mientras este aquí. Al final llego a la conclusión de que el tiempo el corto y la paga lo suficiente para tolerar a ese hombre, así que lo que resta de la tarde, me pongo a doblar las mantas y meterlas en su sitio, además de acomodar mi propio equipaje para que mi maleta no sea un estorbo mientras este aquí.

Cuando termino, finalmente me acerco al escritorio donde la señorita Anne ha dejado la lista que se supone enumera las tareas que debo hacer:

1.Despertar a Nolens a las ocho en punto de la mañana (No hace falta que le hables o lo toques, con que abras el cortinaje bastara)

2.Darle su ropa del día. (En el armario están los trajes que usara cada día, con que lo coloques en la cama cerca de él será suficiente, aunque probablemente te pida que le ayudes con su corbata)

3.Leer para él (tiene muchos documentos que revisar, así que los que estén en papel, seguramente tendrás que leerlos para él)

4. Organizar los documentos e emails que no estén dirigidos a él (Aun hay cosas que están dirigidas a su padre, esos documentos ya no tienen validez así que reúne todo y destrúyelo)

5.Nolens suele ir a la ciudad de vez en cuando, así que si te necesita por favor acompáñalo.

Las tareas que ha dejado la señorita Anne para mí son sencillas de seguir, pero me pregunto si realmente realizarlas todas será igual. De pronto alguien llama a la puerta, así que doblo la lista enseguida y la guardo en uno de los cajones de los costados del escritorio y acudo a abrir.

—Disculpe la intromisión—expresa una mujer de baja estatura, de cabellera blanca y voz cansada, supongo que la señora Fitzroy—la señorita Evenson me pidió que le trajera la cena aquí.

—Por supuesto— digo y enseguida tomo la charola porque la señora parece que va a caerse con ella si da otro paso mas—muchas gracias.

La anciana se va a paso lento y solo entonces me percato de la falta de personal que hay en este lugar, es un sitio muy grande para que una mujer de tan avanzada edad siga caminando por estos pasillos pretendiendo ayudar, pero supongo que no es exactamente de mi incumbencia.

Entro de nuevo a la habitación, un sitio en el que espero pueda ser yo misma y claro tener mi propia privacidad para poner al menos un poco de música para alegrarme el día. De más joven, en realidad siendo adolescente, descubrí que podía ser mucho más productiva escuchando música, pero estando en este sitio en el que prácticamente, vivo bajo el techo del mismísimo personaje de la bella y la bestia, dudo que pueda escuchar mi música sin necesidad de unos auriculares, aunque me parece extraño que la señorita Anne no hubiese ya controlado su temperamento. el cual, al parecer solo ella y su hermano toleran.

A la mañana siguiente, me levanto temprano para poder empezar con las tareas que ya se me han asignado al venir aquí, pero en esta ocasión decido no ponerme zapatos de tacón porque al parecer mi jefe no los tolera. Cuando salgo de mi habitación un frio que cala los huesos me hace volver adentro de inmediato para volver por un suéter porque no sabía que una casa así de enorme podía guardar el frio como si estuviéramos en el maldito ártico.

Esperando que un suéter sea suficiente para soportar el frio que hay aquí, me encamino siguiendo el pequeño mapa que la señorita Anne trazo para mí en su lista. Mientras camino me doy cuenta de lo lúgubres que se perciben los pasillos, siento miradas encima de mi como si hubiera fantasmas a mi alrededor, pero al final descubro que son fotografías lo que me inquieta, hay retratos que cuelgan de la pared que dan esa terrible sensación.

Decido por mi bien mental, ignorar esas frías miradas y seguir con mi camino antes de que den las ocho y cuando llego a la habitación indicada en mi pequeño mapa, trago saliva esperando que este día sea mucho mejor que ayer y que el trato del señor Edgerton no sea del todo terrible.

Suspiro antes de girar la perilla de la puerta y una vez preparada mentalmente, abro y me adentro siendo lo más sigilosa posible porque no quiero provocar la ira de mi jefe tan temprano, así que camino por la alfombra hasta llegar al cortinaje, el cual no dudo en deslizar poco a poco hasta que la luz de un nuevo día entra por la habitación iluminándolo todo, por supuesto dudo que en realidad esto funcione para despertar a mi jefe, pero cuando giro, escucho quejidos de su parte y claro movimientos en el interior de sus mantas.

Mientras él comienza a despertar, yo me animo a aventurarme a buscar el armario y en mi rango de visión encuentro dos puertas, una que permanece cerrada y la otra está un poco abierta, y al espiar levemente observo una habitación entera llena de ropa, pero al entrar percibo un aroma peculiar, es una colonia para caballero, el aroma es un tanto embriagadora porque enseguida me siento atraida, tanto como para acercarme a uno de los trajes que cuelgan desde el armario.

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