Capítulo 7

Luego de despedirme de mi amiga, vuelvo al interior de la casa. Hable con Natty más de veinte minutos, así que es probable que ese hombre esté esperando por mí para sermonearme por tomarme el atrevimiento de tardarme en mi primer día de trabajo. Cuando llego al comedor descubro que tanto la señorita Anne como mi jefe ya se han ido, así que enseguida tomo camino devuelta hacia la oficina.

Al llegar, levanto la mano para llamar a la puerta, pero en el interior escucho voces que no me atrevo a interrumpir.

—¿Cuándo te irás?—cuestiona mi jefe utilizando un tono de voz sereno y hasta comprensivo, hasta me atrevería a decir dulce, supongo que su molestia es solo conmigo, que soy una extraña.

—Mañana por la noche—escucho a la señorita Anne mencionar con cierto aire de melancolía y no puedo imaginar que podría estar haciendo los dos ahí adentro, es decir, si su relación es seria, incluso podrían estar abrazados—Sebastián va a esperarme en el aeropuerto.

—¿Están seguros de que ya tienen todo resuelto?—vuelve a utilizar ese tono de voz tan agradable que me desconcierta un poco porque me hace creer que tal vez la actitud que utiliza conmigo no es exactamente su verdadera personalidad.

—Si Nolens, no te preocupes. Sebastián ya arreglo todo lo que necesitamos, pero lo que nos preocupa está aquí. ¿Crees que puedas comportarte con Adeline?—insiste la señorita Anne esta vez usando un tono de voz serio y sabiendo que ella es tan alegre y tan sonriente, es un poco extraño escucharla hablar asi.

—Sabes bien que odio relacionarme con la gente-se excusa ese patán.

—Lo sé bien, pero esa chica solo viene a trabajar, no puedes tratarla de la forma en como lo has hecho hasta ahora—lo sermonea y por lo que alcanzo a oir, él suelta una pequeña risa—¿Crees que puedes seguir comportandote como un niño solo porque volviste a este sitio?

—Bien, tal vez no estoy del todo orgulloso por como me he comportado, pero sabes que este sitio saca lo peor de mi—su excusa para ser todo un patán me parece estúpida, pero de pronto tengo muchas preguntas al respecto. ¿Acaso odia este lugar?

—Entiendo eso, lo que no entiendo es porque desquitarte con otros qué no tiene la culpa—dice la señorita Anne intentado dialogar con él.

—Anne, hemos tenido esta conversación miles de veces, por favor te pido que no insista más porque sabes cual es la respuesta—declara el tipo con cierto aire de fastidio.

—De acuerdo, no insistiré más, pero quiero que quede en claro algo, Nolens. Si provocas qué esa chica se vaya antes de lo previsto, no volveré a hablar contigo. ¿Escuchaste?

De nuevo mi jefe, vuelve a soltar una pequeña risa, como si estuviera burlándose de ella.

—¿Y dices que yo soy el infantil?—le reclama-¿Cómo te atreves a amenazarme con eso?

—Si tu vas a optar por tener esa actitud, eso quiero decir que yo también puedo, así que más vale que te comportes—le advierte y entonces lo único que se escucha en el interior es silencio tanto él como la señorita Anne no dicen ni una sola palabra por lo que deduzco qué la tensión ahí dentro debe ser abrumadora y aunque no debería involucrarme en este asunto de pareja, igual tengo que entrar.

Traigo saliva y finalmente reúno todo el valor qué hay en cada rincón de mi cuerpo para llamar a la puerta y claro, seguramente mi presencia debe ser molesta para los dos o al menos para mi jefe, porque a mi parecer tardan en permitirme el paso.

—Disculpen la interrupción—expongo apenada cuando la señorita Anne me abre la puerta, pero esta vez no con la misma sonrisa de antes, sino que se nota su enfado con mi jefe.

—No te preocupes, adelante—me anima forzando a su alegría a hacer acto de presencia para cubrir todo rastro de molestia.

Se hace a un lado y solo entonces obtengo una pista de en donde ha sucedido esta discusión. Mi jefe esta en su asiento, detrás de su escritorio con una expresión de molestia pésima qué me hace sentir algo culpable porque he sido yo el motivo de su discusión.

—Gracias y disculpen la demora, parece que aquí no hay buena señal telefónica—me justificó y la señorita Anne, sonríe.

—¡Oh si! -menciona-sobre eso, ten la libertad de tomar el teléfono fijo si hace falta, por aquí llueve demasiado y no creo que quieras mojarte solo para hacer una llamada ¿No es así, Nolens?

La señorita Anne se vuelve hacia su amigo quien fuerza una sonrisa, pero es tan falsa qué en realidad parece que esa sonrisa esta llena de malicia e intenciones ocultas.

—Por supuesto Anne, lo que tu digas—le responde, quizás con sarcasmos o simplemente para hacer feliz a la señorita Anne después de la discusión qué acaban de tener.

—Bueno, tengo que irme, pero no puedo hacerlo hasta saber que todo aquí estará bien y no habrá ningún problema entre los dos y cuando digo los dos, me refiero a ti, Nolens—expresa la señorita Anne mientras cierra la puerta de la oficina—¿Crees que podría hacer las paces con Adeline?

Me siento entre la espada y al pared, la pared es la señorita Anne quien me quiere obligar a caminar justo hacia el filo de Nolens Edgerton.

—Por supuesto, Anne—sonríe y al menos a mi no me parece que su sonrisa sea exactamente natural o mínimo honesta.

Mi jefe se levanta de su sitio y toma su bastón, el cual no ocupa exactamente para guiarse para caminar porque supongo que ese espacio debe conocerlo más que bien, sino que lo ocupa para encontrarme y a pesar de las buenas intenciones de la señorita Anne, él ocupa su bastón para golpearme el pie o al menos eso creo ya qué no se toma la molestia de disculparse.

No me queda más que fingir qué ese golpe nunca pasó para engañar a mi cerebro y así que el dolor termine lo antes posible.

—Disculpe si la he hecho sentir incomoda durante su corta estadía aquí, señorita Leroy—me extiende la mano, pero de nuevo tengo esta extraña sensación de que todo esto lo planeo segundos antes de levantarse de su asiento y es un excelente actor y claro de no ser muy perceptiva, tal vez me habría tragado su cuento—no soy muy sociable, pero espero pueda seguir ayudándome con este asunto.

—Por supuesto, entiendo, no se preocupe—expresó con cierto nerviosismo mientras tomo su mano y cuando estrecha mi mano, él aplica cierta fuerza qué prácticamente, sarandea mi mano en el aire como si tan solo fuera la mano de una muñeca de trapo, así que cuando la aparto, mi mano e incluso mi muñeca me duelen.

Me encantaría creer que este sujeto cumplirá su promesa, pero algo me dice que esto no fue una promesa sino como una especie de declaración de guerra entre los dos, no porque esto sea exactamente algo personal, sino porque lo obligan a aceptarme y lo ha hecho, pero bajo ciertas condiciones qué tal vez, yo con este apretón de manos he decidido aceptar sin saber exactamente cuales son.

Me siento como un pequeño raton indefenso ante la garras de Nolens Edgerton, pero supongo que tan solo es una suposición mía, quiero creer que estoy sobrepensando las cosas y que esta sensación qué tengo es tan solo imaginaciones mía porque en realidad no conozco a este hombre.

Cuando vuelvo la vista hacia la señorita Anne, descubro qué ella parece genuinamente complacida con la disculpa de mi jefe y ya que ella lo conoce mas qué yo, elijo creerle a ella, esperando no equivocarme y haber cometido un terrible error.

—En ese caso me retiro, mi taxi ya debe estar afuera y supongo que ustedes tienen muchas cosas por hacer al igual que yo—supone con una actitud alegre.

—En ese caso dejame a acompañarte hasta tu taxi—propone mi jefe y enseguida, como si el mismo hubiese tomado las medidas del lugar en donde me encuentro parada, me rodea para aproximarse hacia su amiga...o quizás novia.

—Hasta luego, Adeline, estaremos en contacto—me anuncia mientras enreda su brazo alrededor del de mi jefe.

Ambos se dan media vuelta para salir de la oficina, pero antes de que eso suceda, siento que mi jefe hace una mueca de desdén y no parece que sea hacia su amiga, que solo esta preocupado por él, sino que me mira a mi, como si yo fuera el origen de todos los males o al menos de los suyos.

—Hasta luego—digo tratando de recomponer mi compostura, mientras trago saliva para tragarme mi propio orgullo y mi vergüenza. ¿De verdad podre soportar este trato?

No tengo la más remota idea, pero tal y como me lo dijo Natty, no tengo más opción que aceptar el trabajo, las indirectas y el desdén de mi jefe.

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