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—¿Vasilios, estás bien? —preguntó Jill, mirándome preocupada. Mi pudín se veía tan hermosa esta noche, era difícil apartar los ojos de ella. Asentí rígidamente y logré fingir una sonrisa ante su pregunta. Ella no sabe mucho sobre Sera y quiero que siga siendo así.

—Sí, estoy bien, pudín. Voy a busc...