206

Cuando Layton escuchó las palabras arrogantes y frías de David, se enfureció tanto que sus ojos casi se salieron de las órbitas.

—Tú... tú...

¡Este mocoso seguía siendo tan grosero como siempre!

—¿Alguna vez me has tratado como a tu mayor? Soy tu abuelo... ¿Por qué no puedo interferir en tus asun...