Capítulo 31: Entregados

Cuando Andrew abrió los ojos aún estaba oscuro, y al ver la hora se dio cuenta de que eran poco más de las cinco de la mañana. Frente a él, una muchacha castaña yacía dormida como si nada, como si no tuviera nada que temer.

¿Confiaba en él?

Sus pensamientos, ya más centrados, se fueron a los hecho...