Capítulo 8
¿Cuándo fue la última vez que se sintió así?... la impotencia y la desesperación invadiendo su mente y cuerpo. Esto estaba mal, lo sabía por qué se supone que lo tenía controlado. Maldición en ese momento haber olvidado tomar su medicamento, ese que dejó hace meses pero que con la visita de Catherine tuvo que volverlos a retomar, fue como si hiciera un retroceso en todo el avance que hizo en los últimos años. Joder.
—... Es así como todos los usuarios tendrá acceso a los datos que suban a la aplicación sin alguna red de datos... —Las voces escuchándose a lo lejos, todo se sentía tan pequeño y oscuro que el aire empezó a faltarle. No podía controlarse y tenía miedo, un miedo que no podía controlar.
Se desató un poco el nudo en su corbata, pero nada de eso sirvió. Por suerte para Estefan, Glen supo que estaba pasando con él antes de que el mismo lo entendiera pidiéndole a todos en la sala que esperaran afuera. Era claro que cuidaría la integridad de su jefe, no le gustaría que lo vieran en ese estado.
—Respire señor. —Glen dijo mientras se acercó a él notando el sudor en su frente, Estefan mantenía su mirada fija tratando de minimizar su taquicardia y poder controlar su ataque. Esto se estaba saliendo cada vez más de control, necesitaba... si el sabía exactamente que nececistaba y no lo tenía por eso estaba asi.
Glen tomó fuertemente su mano y lo alentó a que se tranquilizará, después de unos minutos de mucha concentración se había ido, aun así su semblante preocupado se incrustó en su rostro. Eso no podía pasar de nuevo. No tenía un ataque de pánico desde hace 10 años, siempre habían sido por la misma razón, su padre, el miedo a que algún día lo encontrara y lo matara, aun siendo un hombre adulto con su gran porte y el poder que tenia mantenia aquel miedo que creyo lo perseguiria sin fin hasta que se muriera, a pesar de tanta terapia solo había podido disminuirlo un poco. Ahora era distinto, pudo soltar un poco más cuando se entero de su muerte. Michael Santoro estaba muerto y él a salvo, aún que había algo, tal vez no era de mucha importancia, pero para él lo era todo. Desde que estuvo con Hana nada era igual. Quería verla, tenerla y sobre todo escuchar su voz, pero al parecer era imposible. No sabía que relación había entre ella y sus ataques solo sentía que la prepago era la única que podía salvarlo de sí mismo. De sus fantasmas del pasado y seguía sin entender por qué o como.
Bruno había puesto miles de escusas para negársela y en su reemplazo decidió mandar a otras prepagos que no se le asemejaban en nada. Ya había pasado una semana insoportable donde lo único que deseaba era tener a su linda prepago entre sus abrazos. No habia sido una semana facil para el. Glen lo miró cauteloso cuando su jefe lo miró molesto. Sabía lo que quería no lo había dejado de molestar con lo mismo.
—Tráeme a esa prepago o esto volverá a ocurrir. —Estefan vocifero exigente y Glen solo alcanzo a asentir varias veces, no sabia como lo haria pero no le iba a decir a su jefe eso. Estefan tenía razón, los ataques de pánico se había ido cuando él pudo desahogarse de esa tención acumulada y ¿cómo lo hacía? Con sexo, pero ahora no era así, tenía sexo, incluso como a él le gustaba, duro y silencioso, pero no con quien él deseaba y es que esa voz... Joder de solo recordarla podía sentir un gran tiros en su parte íntima. La quería, a ella.
—Pero... —Glen trató de ser más objetivo y decir la verdad. Mala idea.
—Consigue su dirección o tu despido será lo único que pueda consolarme. —Estefan lo miró frío y el chico asintió tragando grueso. Sabía que su jefe no aceptaría un no por respuesta.
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Aún que las heridas de su cuerpo había sanado, las del alma seguían intacta como la primera vez...
Hana tomaba su desayuno cuando Monica entro al apartamento con un gran ramo de rosas, la rubia las miró sin ánimo señalado el lugar donde pusiera el arreglo, junto a los demás. Era uno más de los ya tenia.
—Pobre... él solo quiere verte. —Monica se sentó frente a ella con su semblante indulgente por el chico, tenia que admitir que le daba un poco de pena, se veía que en realidad si tenia muchas ganas de acercarse a ella—. Ha venido tantas veces a preguntar por ti y... esas rosas, yo estaría saltando de felicidad... —Pero entonces se arrepintió de sus propias palabras entendiendo que Hana no se alejaba del chico por que no le gustara si no por que lo quería proteger y a ella también.
—Tú misma me advertiste sobre las consecuencias, lo que pasará si Bruno se llega a enterar de él, Lucas es una buena persona y no quiero que le pase nada por mi culpa —dijo Helena desolada.
Monica se quedó callada, era verdad, aún que fuera duro tenía que alejarse lo más que pudiera de ese chico, por el bien de ambos no habia de otra. Después de unos días, Hana decidió salir por fin de su encierro, los moretones es su rostro se notaba cada vez menos, tenía que trabajar aún que no estuviera cien por ciento respuesta, necesitaba dinero para sobrevivir, no podía seguir viviendo a costas de Monica eso era. Lo que jamás se imaginó es que Lucas estaría atento a su salida, Hana trató de ignorarlo a toda costa, aún que le doliera tenía que dejarlo ir, el tenía que seguir su camino y buscar una chica que fuera digna de su amor, lamentablemente esa no era ella, pero ese chico era testarudo, Hana no sabía que Lucas se había prometido así mismo hablar con ella y por fin decirle lo que sentía. Su corazón le gritaba de mil formas posibles que correspondía sus sentimientos.
-Hana...
La rubia detuvo sus pasos. Quería correr lo más que pudiera, pero la mano de Lucas sobre la suya se lo impidió.
—Espero te sientas mejor y mas recuperada. —Hana abrió sus ojos con pánico ¿Qué sabía él exactamente de lo que le había pasado? —Son situación que pueden pasar a veces, también he tomado y me he peleado.
Lucas la rodeo y se paró frente a ella, mirándola con una gran sonrisa dibujada en su rostro, una que era capaz de iluminar hasta sus días más nublados. Él era lo único por lo que realmente valía la pena despertar cada mañana y no le cabía la mayor duda de eso. Monica había sido la responsable de que Lucas supiera de la supuesta pelea de Hana con otra mujer, claro estaba que no podía decirle lo que realmente pasó. No había podido quedarse callada cuando observó lo triste que se encontraba por el rechazo de su amiga, al menos no quería que sufriera por Hana y comprendía por qué ese noble chico se había ganado su corazón. La rubia no pudo verlo a los ojos en ese momento, estaba tan avergonzada, lo había ignorado tan cruelmente que incluso empezaba a arrepentirse de eso, Lucas tomo su rostro y lo subió lentamente con ayuda de su mano, Hana agrandó un poco sus ojos ante su inesperado movimiento, acuno su mejilla entre su mano mientras con su dedo pulgar acariciaba cuidadosamente la herida de su labio.
—Sigues siendo hermosa... —susurró—. Aún con todos esos moretones. —Hana sonrió al escucharlo—. extrañaba verte sonreír.
—Basta Lucas. —Alejo su mano y volteó su rostro, avergonzada—. Debo irme.
—Esto es como un déjà vu, siempre te encuentro, cruzamos palabra, pero jamás pasamos del más allá. —Hana lo miró cautelosa—. Tengo que confesarte algo. —Lucas lo sopeso y continuo—. Es algo que me he estaso guardado desde la primera vez que te vi.
—Lucas por favor no...—Trato de callarlo, sabía lo que le diría y a pesar de que ese hecho estaba haciendo saltar a su corazón desbocadamente no tenía el valor para escucharlo.
—Tengo que decírtelo o me quemará por dentro. —Tomó su mano con determinación—. Se de qué trabajas y lo que haces y déjame decirte que no me importa en absoluto.
Hana se quedó estática ante sus palabras ¿Lo sabía y aun así la aceptaba?
—Te quiero Hana...- confesó y como si la naturaleza estuviera atenta a lo que decían no hubo sonido alguno en la extensión de la noche—. Desde la primera vez que te vi caí rendido ante ti, me gustas y tal vez no sientas lo mismo, pero no importa si incluso mañana muero porque ahora sabes lo que siento por ti...
Hana sintió tantas cosas en su interior, deseaba ser libre y por primera vez en su vida ser capaz de elegir su destino. Lamentablemente no era así. Su razón le gritó su realidad aun así paso lo que tanto trató de reprimir. Parada de puntitas sus labios tocaron los de Lucas, un beso sin malicia, sin doble intención y tan puro en todos los sentidos le hicieron comprender que él era el indicado, pero también un error.
—¡Lo sabía! También sientes lo mismo que yo. —Sonrió al separar sus labios de Hana. La felicidad no le cabía en su pecho.
—Perdóname Lucas, pero no puedo... tú te mereces lo mejor y yo... no soy eso para ti.
La sonrisa de Lucas se esfumó al ver su rostro decaído cuando paso de largo junto a el. Con una mano en el pecho, Hana secó las lágrimas que poco a poco mojaron sus mejillas, esto era un adiós y lo sabía. Lucas se quedó parado en medio de la acera sin saber que fue lo que había pasado, aun así el dulce beso estaba impregnado en sus labios y sonrió, ahora que sabía que Hana sentía lo mismo que él lucharía por ella. Pero no siempre el destino estaba de tu lado...
Mientras tanto Bruno se encontraba en su auto apretando fuertemente su puño después de presenciar la amarga escena frente a él y miro con furia al hombre que había osado con poner los ojos en su mujer



























































