Capítulo 9
El ambiente en Fantesha era el usual, música movida, clientes ansiosos por algo de diversión mientras tomaban alguna bebida adulterada que vendían en el lugar. Todo era sexo, alcohol y drogas, todo se valia mientras tuvieras para pagar por ello, y claramente encontraras quien quisiera hacerlo. Siempre había sido así, las personas gastan más cuando no se encuentran en sus cinco sentidos y son persuadidos por la lujuria, el deseo carnal y el juego de roles. El ambiente jugaba muy bien a su favor, la pérdida de conciencia. Les era fácil a los prepagos del lugar estafar a uno que otro hombre, al otro día podían amanecer con su tarjeta sobre girada, ¿pero qué podían decir?... ¿Qué habían sido timados al emborracharse y pagar por sexo? La mayoría de las demandas no procedían y cuando alguien iba a preguntar, Bruno se encargaba de dar un buen soborno para que no lo siguieran molestando como más cosas de ese tipo, siempre funcionaba y la fachada era más que estable, se podría decir que era un negocio redondo, donde las y los chicos ganaban y el también, todos ganaban.
La mayor ganancia siempre se la llevaba Bruno, claro estaba, el alegaba que tenia que ser así por que era el dueño y trabajan para el, tan simple como su lugar sus reglas, nada pasaba en Fantesha sin que él lo supiera... y la estafa solo era uno de sus muchos negocios en el club. Además de la venta de drogas, prostitución entre otras cosas. Realmente no era difícil adivinar lo que un lugar como esos escondía, la mayoría lo sabían también y solo formaban parte de todo lo que se hacía en el lugar.
Hana llegó a Fantesha yendo directo a los vestidores, tenía la idea de trabajar o al menos tratar de hacerlo, aunque no sabía como le iría con Bruno, estaba un poco nerviosa. Ari e Irene la miraron sorprendidas de que estuviera ahí, para nadie fue un secreto lo que habia pasado, los rumores eran claros, Hana habia roto las reglas y como tal tenia que pagar su falta, aunque Monica no era la unica al pensar que Bruno tenia una obsesión con ella, pues a veces la trataba mejor que a cualquiera ahi. Lo que despetaba envidias. Nadie sabia lo que se escondia de toso eso... Ya había pasado más de una semana de lo sucedidos, pero era pronto para que regresara a trabajar. Los golpes aún eran visibles, los hombres y clientes se Fantesha eran muy exigentes.
—Hola, chicas —Hana saludo sin emoción. Su mente aún estaba divagando en lo de hace unos minutos. Si hubiera podido regresar a casa lo haría, sin embargo, se habia decidido a trabajar esa noche, sacar un poco de dinero para la comida y los gastos de la casa, Monica le dijo que se tomara el tiempo necesario, no podia ser mas una caraga para ella. Tenia que olvidar a su vecino, era mejor alejarae aunque el rostro decepcionado de Lucas al decirle que no podía estar con él, seguía fresco en su memoria, le había dolido en el alma decirle todo eso, hubiera querido conocerlo en verdad y no sabía tal vez algún día ser algo más, pero no podía, el se meria alguien que no estuviera tan sucia y rota como era, era lo mejor, así podría al menos mantenerlo a salvo.
—¿Bruno sabe que vas a trabajar así?- Irene preguntó acercándose a ella mientras su mirada se concentraba en sus heridas, sus palabras no habían sido dichas con veneno, más bien con preocupación, sabía la respuesta de Bruno mucho antes de que la dijera, claramente todas ahí conocían el temperamento del castaño. No tenía que decir a todos les causaba un grado de miedo, era mejor no meterse en problemas con el.
—En realidad he venido a verlo para que me deje trabajar, necesito dinero —explicó Hana mirando su aspecto sobre el espejo, si se notaban los moretones pero estaba casi segura que con un buen maquillaje se podrían tapar.
—De que te preocupas si él te mantiene ¿no? —Ari comentó con reproche mientras se maquillaba frente al espejo. Se había quedado ahí, atenta escuchando lo que Hana decía, sintió como si se estuviera burlando de las demás, cuando la mayoría de las chicas sabía que ella era la favorita de Bruno y como tal tenia su trato preferencial, por eso nunca o casi nunca la veía ahí en el club, claro Ari no sabía que él castaño la obligaba a prostituirse con hombre mucho más importantes, como Estefan Santoro.
—Oye, es algo que no importa. —Irene salió a su defensa, no creía que fuera correcto que Ari se estuviera expresando así de Hana, cuando no sabía absolutamente nada, Irene conocia muy bien la historia de la rubia, al igual que Monica, ella habia llegado un poco despues, pero a diferencia de ellas, Irene estaba ahi por que queria. Era su gusto vomo tal, aun asi, apresiaba a la chica, quiso defenderla, pero Hana la tomó del brazo para que no dijera nada más, no necesitaba a nadie para que la defendiera y en ese momento se lo demostraria.
—No sabes nada de mi Ari, si Bruno me tiene aquí es porque mi padre me vendió con el cuándo tenía 13 años y necesito trabajar para pagarle esa deuda. Si fuera libre como tú lo eres, créeme que esto sería en lo último que yo trabajaría. —Hana vocifero con seriedad, mientras caminaba hacia ella y la señalaba, no iba a permitir que nadie dijera cosas que no eran de ella, si era una prostituta que se vendia por dinero, pero tambien tenian que saber por que razon lo hacia. Ari se quedó muda al escucharla, algo sabia de eso, pero jamás lo había creído, hasta ahora que lo escuchaba de su boca y no pudo imaginar lo que ella había vivido desde entonces, de pronto se sintió mal, tenia que teconocer que si estaba molesta o siempre lo habia estado al notar esa diferencia entre Hana y ellas, ahora sabia la razón por la que lo hacia y no lo dudaba ya que Irene bajo la mirada, ambas chicas sabian que ellas tenian el derecho de escoger o no estar ahí, pero que podían hacer por la rubia, nada estaba claro que todos le temian a Bruno, y lo unico que les quedaba era guardar silencio y seguir—. Irene, ¿Está Bruno en su oficina? —Hana preguntó al no ver respuesta de Ari, estaba claro que había entendido todo y se veía apenada.
—Salió, pero no creo que tarde. —Irene le respondio sin dejar de ver a Ari. Hana asintió y miró por última vez a Ari la cual le devolvió el gesto, apenada por lo que había dicho. No se desquitaría con ella, no tenía la culpa cuando no sabía la verdad absoluta. Muchas veces había escuchado el mismo comentario, Ari no era la unica con ese pensamiento y la verdad es que nunca le importo lo que pensaran de ella, pero tal vez ahora podría decirles la verdad a todas y que le miraran con menos desdén, pues Hana era la que peor se sentía en ese lugar.
La rubia decidido ir a la oficina de Bruno y esperarlo ahí, no podía hacer nada sin que él lo autorizara, entró a esta y lo primero que miro fue la puerta púrpura de la habitación continua, esa donde tantas veces había sido "Castigada" por él. Un escalofrío recorrió su cuerpo al recordar la última vez que estuvo ahí. Fue como un flash Back de como la había violado y golpeado repetitivas veces, como ella lloraba y suplicaba que ya no más, pero el castaño estaba fuera de sí, no supo si fue culpa del alcohol o las drogas o las dos en conjunto. Entonces decidió sacudir su cabeza para olvidar todo eso.
—Vaya, vaya, ha regresado mi prepago favorita. —Bruno entro altanero mirando a Hana feliz, la chica sin levantar la mirada—. Te dije que te tomaras tu tiempo —bajo la voz levantando suavemente su mentón, observándola mejor, soltó un mohín nada convencido, tenia que reconocerlo, esta vez si se había pasado golpeandola. Pero solo recordar lo que ese tal Estefan había hecho con ella lo ponía tan furioso.
—Quiero trabajar... —Musito Hana mirándolo indulgente, con sus pequeños ojos cristalinos.
—Mira ese rostro, si no fueras tan rezongona no te hubiera pasado nada. —Bruno sonrió con malicia y se alejó de ella, no le parecía buena idea ponerla a trabajar tan rapido—. Aún puedo ver el moretón, sabes bien que a los clientes no les gusta la carne golpeada así que, no, no puedes trabajar —dijo esta vez serio y se sentó en su silla mirándola de la misma morfa.
—Pero... puedo esconderlo con maquillaje —Hana objeto, tenia que convencerlo le costara lo que le costara—. Necesito trabajar. —Musito suplicante y bajo la mirada de nuevo.
Bruno alzo un dedo y Hana se calló. Era contra producen insistir tanto, sabía que si llegaba a cansarlo la mandaría a descansar por más días o peor aún, la castigaria y no quería.
—Aún no olvido lo que hiciste. —El castiño la miró mal y se levanto de nuevo de su asiento, haciendo que Hana diera un paso hacia a tras, Bruno sonrio. Tenia que admitir que le gustaba que le tuviera miedo, así estaba mas seguro de tenerla controlada, era bueno castigarla para que supiera quien era el unico que mandaba ahí—. Así que estarás en los cubículos... con cuota mínima. —Bruno se tocó el corazón, creía que había sido suficiente con eso, por ahora, sabiendo que si volvía a hacer alguna cosa que no le agradará las pagaría igual.
Hana subió su mirada alegre por dejarla trabajar pero enseguida la bajo de nuevo y asintió, no podía objetar o seguramente haría que trabajara sin cuota y eso era mucho peor. Su vida era tan miserable que incluso se ponía feliz por dejar que trabajara en algo que odiaba. Resopló.
—¡Ya! A trabajar. —Bruno palmeo sus manos al ver como Hana se habia quedado inerte en sus pensamientos. Señalo la salida sentándose en su silla. El castaño observó como Hana salía de su oficina y sonrió. La pobre chica no sabía lo que estaba por venir, él estaba más que encantado de cuidar de su prepago y de quitar a cualquiera que se interpusiera a ello. De eso estaba más que seguro ya que el sería su dueño, aún pasarán los años y ella pudiera pagar su deuda, era demasiado ingenua si pensaba que él podría permitir algo como eso y estaba más que seguro que primero la mataba antes de que alguien más se la quitara.
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