Treinta y cuatro.

Sammy le entregó un café a Daniel. No había pasado mucho tiempo en la cocina de la casa de la manada, pero lo suficiente como para saber dónde estaban todas las cosas importantes.

Como el café, el té y, por supuesto, el alcohol.

Pero, eran solo las tres de la tarde, y de alguna manera el vino, o i...