122: Aborrecer de la noche a la mañana

Sarah sonreía con suficiencia; Noel, que estaba un poco extrañado por la petición de aquella mujer, pensó en todos los escenarios posibles en caso de que ella quisiera entrar a la empresa.

—No puedes ir a la empresa; si quieres las acciones, pues te las voy a dar; sin embargo, no se te ocurra poner...

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