Capítulo treinta

"Estás loco."

Entré al baño, cerrando la puerta de un portazo.

"No, no lo estoy." Lo escuché gritar desde mi habitación.

"Me apuntaste con una pistola." Grité.

"No es gran cosa."

De nuevo, parecía restarle importancia a los eventos que acababan de suceder.

"¿Y si realmente me hubieras disparad...

Inicia sesión y continúa leyendo