Amarga verdad

Alejandro miraba fijamente a Camila, ella respiró profundamente, luego soltó un suspiro antes de hablar.

—Escúchame —dijo, luchando por contener las lágrimas— y por favor, no me interrumpas.

Él asintió.

—No llegué a Ciudad Sol huyendo de mi pasado, por el contrario, regrese para encontrarlo.

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