Clamando al Altísimo

Lástima ahora solo podía lamentarse, ya era una mujer de la mafia, se convertiría en poco tiempo en una integrante de la familia Hoxha e incluso estaba dispuesto a darle el apellido a su hijo mayor, aunque quisiera evitar la realidad estaba claro que el futuro de sus dos retoños estaba escrito, serí...

Inicia sesión y continúa leyendo