Capítulo 12

Dios, estaban a veinte minutos de la casa. Nunca había escuchado ese tono en su voz y maldita sea si nada en todas sus experiencias sonaba peor. El silencio en la radio era casi más aterrador que su frenética solicitud.

¿Qué demonios podría haber pasado? Se suponía que ella debía estar en el establ...