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-Tengo que reconocer que eres más duro que una piedra- Dante caminaba lentamente, con las manos en los bolsillos de su pantalón, a pocos metros por delante del lobo.

Lukyan había insistido en caminar él solo. Le había dicho, soltándose de sus brazos, que si seguían ayudándolo en todo, no sería capa...