Capítulo 4 ¡UN HOMBRE SIN Corazón!

—¿Cómo te sientes? —cuestionó Elsa al día siguiente, acariciando el rostro de su amiga.

—Mejor —respondió con voz frágil—. Gracias por salvar a mi bebé. —Parpadeó y derramó varias lágrimas.

—Debes estar tranquila, y trabajar menos —indicó la especialista—, te advertí que tu embarazo era de riesg...

Inicia sesión y continúa leyendo