Capítulo 5 5

__Trish, la dama de hierro. __

Mi hermano me pasa a buscar a mi oficina, con una enorme sonrisa en la cara mientras me dice que salgamos a almorzar. Cuando entramos en el ascensor, nos topamos con Chiara.

—A ti quería verte —me dice.

—¿Sí? ¿Qué pasa? —le pregunto, un poco desconcertada.

—¿Conoces a mi cuñado Nico Queen? —pregunta directamente, aunque la veo un poco avergonzada.

—Sí, lo vi en tu boda y también en un club la otra noche —le respondo, intentando sonar despreocupada.

—Es que por alguna razón quiere que planee una cita para él contigo —dice mi jefa.

¡Joder! ¿Se ha atrevido a tanto?

Me quedo blanca por la sorpresa mientras siento los ojos de mi hermano clavados en mí, como si yo tuviera culpa de algo.

Chiara continúa hablando.

—Solo dime que no te interesa y yo me encargaré de no mencionar más el tema.

—No le interesa —responde mi hermano de inmediato.

Chiara gira su rostro hacia él y luego me mira a mí, esperando mi respuesta.

Siento que el ascensor se encoge solo para nosotros tres, como si el lugar se hiciera pequeño. Se supone que la respuesta tiene que ser sencilla, que tengo que negarme, pero el corazón me está dando saltos extraños, como si me advirtiera.

—Lleva unos días sin dejar de enviarme mensajes, mínimo diez o veinte al día. Son cosas estúpidas, pero termino muerta de la risa —admito, sintiendo la presión en el pecho aumentar. Mi hermano se sorprende y yo me doy cuenta de que hablé de más.

Chiara debió ser más discreta y preguntármelo a solas, no en medio de un ascensor con mi hermano.

—Nico es un mujeriego, no le gusta nada serio y solo es de pasar el rato —me advierte Chiara.

—No me interesa —le digo, pero no sueno firme. Ella me da una sonrisa curveada, mientras las puertas se abren. Se coloca frente a mí y deja una mano en mi hombro.

—No es un monstruo, solo tienes que tener el mismo interés que él. Pasar el rato. Mientras ambos esperen lo mismo no hay problema —dice, guiñándome un ojo antes de salir del ascensor.

Yo iba a salir también, pero mi hermano se pone en medio y las puertas se cierran de nuevo.

Su cuerpo viene hacia a mí hasta pegar mi espalda al ascensor.

—Te gusta —me acusa con voz severa mientras se pega más a mí, como si su cuerpo me arropara. No es una pregunta, lo está afirmando. Mi corazón late más de prisa y, cuando siento que ya no puedo más, Nigel se aleja solo un poco, pero ahora su cuerpo arremete de nuevo contra el mío y me presiona contra la pared. Está muy cerca, su cuerpo no deja de empujarme y no puedo mover las manos.

—Nigel…—digo sin aliento.

—Te oí susurrar su nombre la otra noche mientras gemías —me dice al oído. Todo mi cuerpo se pone frío y siento mis latidos más lentos, casi como si se detuvieran.

Me… escuchó gemir… No es la primera vez que me toco, no es la primera noche, solo que es la primera vez que es con Nico en mi mente o que un nombre se escapa de mis labios.

Siento que todo mi rostro se pone rojo de la vergüenza, no pensé que las paredes fueran tan finas o que mi hermano me escuchara masturbarme.

¡Maldición! Esto no está bien.

Nigel toma mi rostro con una mano y con sus dedos recorre mis labios, los separa suavemente. Muevo mis ojos hacia él, su mirada me clava, es como si me inmovilizara. Presiento que la puerta se abrirá de nuevo, que él se alejara antes de que las puertas se abran, pero eso no pasa.

Una sensación extraña recorre mi cuerpo bajo su mirada, con su toque, la forma en la que toca mis labios o me mira, detecto su enojo, pero hay muchas otras cosas que no estoy preparada para ver.

—No quiero que te acerques a él —me dice Nigel, casi besándome, sujetando mi rostro contra el suyo mientras pareciera que sus labios se unen a los míos, pero eso no llega a suceder.

Cierro mis ojos mientras un suspiro se escapa de mis labios y mi cuerpo parece estar a la espera. ¿A la espera de qué?

—¿Me escuchaste? — mueve mi rostro y yo abro mis ojos, siento que todo mi cuerpo tiembla y los segundos se vuelven eternos—. No te acercarás a Nico Queen—me amenaza—. Es una orden—dice, pegando su frente a la mía.

Se aleja, la puerta se abre y mi cuerpo se desliza hacia el suelo, mis piernas temblando. La tensión es palpable y me cuesta respirar, es como si algo oprimiera mi pecho y no me dejara respirar con normalidad a pesar de que Nigel ya ha tomado distancia.

Trato de recomponerme mientras Nigel sale del ascensor, su expresión aún severa.

—Vamos, el almuerzo nos espera —dice sin mirarme.

Me esfuerzo por ponerme de pie y seguirlo. La sensación de su cuerpo contra el mío aún me afecta, y no puedo evitar sentir una mezcla de confusión y enojo.

¿Por qué Nigel se pone así? No soy una niña, soy una mujer adulta capaz de tomar mis propias decisiones y no dejaré que él decida por mí o me haga sentir de esa manera.

Está mal, algo está mal entre los dos.

Llegamos al restaurante y nos sentamos.

Nigel no dice una palabra mientras miramos el menú. La camarera se acerca y toma nuestra orden, y finalmente rompo el silencio.

—¿Por qué estás tan preocupado por Nico? —le pregunto, tratando de mantener la calma, olvidarme de lo que pasó antes y pretender que eso no sucedió, al menos no debió suceder.

—Porque sé lo que quiere, Trish. Y no es algo bueno para ti —responde con seriedad.

—¿Y qué si solo quiero divertirme un poco? —No es el caso, no es mi estilo, pero todo en esta vida puede pasar, ¿no? —No todo tiene que ser tan serio.

—No eres así. Eres mucho más que eso.

—Nigel, aprecio que te preocupes, pero necesito que confíes en mí. Sé cuidar de mí misma. —Está celoso, lo sé, no se trata de solo preocupación porque me acosa un mujeriego, es mucho más que eso, pero mi parte cuerda lo obvia y continúo con mi vida, es lo correcto.

Nigel suspira y se recuesta en la silla.

—Es difícil. Siempre he sentido que tengo que protegerte. —Y siempre me ha protegido, al menos los últimos diez años, desde que mi padre y su madre se casaron.

—Y lo agradezco. Pero a veces, tienes que dejarme aprender por mi cuenta.

El almuerzo transcurre en un incómodo silencio.

No puedo dejar de pensar en la situación con Nico y la reacción de Nigel.

Mi mente vuelve una y otra vez a los mensajes de Nico, a su persistencia y a esa extraña atracción que siento hacia él.

Hay dos cosas que no quiero admitir y sentimientos de los que debo alejarme, no todos van dirigidos hacia Nico, ninguno es correcto.

Cuando regresamos al trabajo, intento concentrarme, pero es difícil. Cada vez que miro mi teléfono, espero ver un mensaje de Nico. Finalmente, mi teléfono vibra y veo su nombre en la pantalla.

"Buenas tardes, Trish. Espero que tu día esté siendo menos aburrido que el mío. ¿Nos vemos esta noche?"

Suelto un suspiro y apago el teléfono sin responder.

La atracción está ahí, pero también lo está el conflicto interno, la guerra que mi mente y mi cuerpo sienten.

Nico Queen puede ser un reto interesante, pero también es un riesgo que no estoy segura de querer tomar. Y está Nigel, no quiero molestarlo al mostrar interés por Nico.

Mientras el día llega a su fin, me encuentro debatiendo entre la razón y la tentación. La batalla dentro de mí es intensa, y sé que no terminará pronto. Pero por ahora, me esfuerzo por mantenerme firme, aunque la sombra de Nico siga rondando en mi mente y la expresión y las advertencias de mi hermano me persigan.

Capítulo anterior
Siguiente capítulo