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Viktor Ivanov entró a un pub a la hora del almuerzo y se encaminó a una de las mesas dispuestas en un rincón.  Allí encontró a Marc, el sujeto con el que se había citado.

—Vaya, ¡el señor Ivanov es puntual –dijo Marc con voz sonriente.

—Gracias por venir, Marc –saludó Viktor en tono seco y sentándos...