54

David no tenía dónde pasearse, ni podía hacer ruidos, ni expresar su frustración de alguna otra forma. Apurar a Peter no servía, él hacía lo que podía y meterle prisa sólo molestaba a los demás.

—Ya vete –le ordenó Maurice cuando lo vio demasiado impaciente—. No es gran cosa lo que ayudas, no puedes...