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—¡David! –exclamó Marissa corriendo a abrazarlo. Él la apretó fuerte contra su pecho y metió su nariz entre sus cabellos.

—Siento haber salido así esta mañana.

—¿Estás bien? –preguntó ella—. ¿A dónde fuiste? Él casi contesta, pero recordó la petición de Hugh de mantenerla ignorante de todo y cerró l...