Tres llamadas al día

Las mañanas eran perfectas ahora. Eso pensaba cada vez que abría los ojos y ahí estaba Violeta, durmiendo a mi lado. El café que tomábamos juntos, hablar del futuro mientras nuestra hija dormía. Familia completa. Todavía no terminaba de creerme que fuera real.

Estaba en la cocina fingiendo que leía...

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