Demasiado vieja para amar

Los dos me miraron con cara de culo cuando les dije que Sergio quería conocerlos, que iba a venir a cenar. Sebastián era el más problemático, enseguida se puso de pie, dejó la consola del video juego y se puso terco.

—¿Para qué? —me preguntó.

—¿Cómo para qué? Es mi pareja y quiere conocerlos.

—¿Tu p...

Inicia sesión y continúa leyendo