Capítulo 9. El deseo desatado.

Elira Vassile

La última palabra de Killian vibró entre nosotros como un trueno.

El muy descarado me había puesto entre la espada y la pared. Responder sería ceder. Cualquiera de los retos, una humillación pública. Mi cerebro, que se negaba a formular una respuesta, buscaba una salida, una excu...

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