Enemigos nuevos y viejos

Puse mi mano sobre la suya. Mi corazón se aceleró cuando mis ojos se encontraron con los suyos.

—¿Qué... qué quieres decir?

Las comisuras de su boca se levantaron.

—No estoy seguro, pero está respirando.

—Dean, no quieres decir... hemos sido cuidadosos, ¿verdad?

Soltó una carcajada.

—Me encant...