Capítulo 3 Capítulo 3

Un jadeo bajito escapó del fondo de su garganta mientras cerraba los ojos con fuerza. Dios, lo deseaba, lo deseaba tanto e intentó retener sus gemidos para no mostrarse tan desesperada.

—No te reprimas, puedes gemir, jadear, gritar, actúa como tú cuerpo te lo pida. —Su voz sonó sensual, erótica, cargada de un magnetismo que la tenía completamente enganchada. —Ahora te haré tocar el cielo y quiero que no te reprimas en lo absoluto.

—Está bien, amo... —Abrió los ojos y se perdió en su mirada, en la sensualidad que irradiaba.

Él se quitó cada prenda con una lentitud agonizante, ella no podía quitarle la mirada de encima por que el cuerpo de ese hombre parecía esculpido por los mismo dioses. Finalmente se deshizo de su ropa interior, dejando a la vista una prominente erección. En ese momento, Denisse deseo con todas sus fuerzas que la follar@ por todos sus agujeros.

Una vez en la cama, él gateó entre sus piernas y se colocó a horcajadas sobre ella. Ahí estaba él, con su rostro a escasos centímetros del suyo, podía sentir su aliento cálido envolverse con el propio, y le desesperaba el tenerlo tan cerca y no poder tocarlo.

—¿Qué es lo que más deseas en este momento, mi querida mascota? —Rozó los labios de la mujer con los propios. —Pideme lo que quieras, por que lo que quieras te lo daré...

—Yo... ¡Oh, Dios mío! Te quiero a ti... Quiero sentirte dentro de mi... Necesito que me folles tan profundo y duro que me hagas gritar... —Sintió sus mejillas arder, cuando estaba excitada dejaba de reconocerse a si misma.

Él no se hizo de rogar, tomó uno de los preservativos que tenía a un costado de la cama y se lo colocó. Cuando estuvo completamente listo entró en ella de una sola estocada. Denisse chilló por la intromisiones, sin embargo, su abundante humedad hace que lo reciba sin dificultad.

Inició un vaivén suave y profundo, tomándose ese tiempo para explorar el cuerpo de su nueva mascota. Acarició y estrujó sus senos con desesperación, mientras mantenía la mirada fija en ella.

Supo que encontró su punto G cuando ella gritó perdida en las sensaciones que su cuerpo le daba. Aumentó la velocidad golpeando reiteradas veces ese punto tan sensible en su interior.

El orgasmo no se hizo esperar mucho, sin embargo fue tal intenso que ella lloró, mientras se retorcía y ahogaba en gemidos. Él intentaba recuperar el aliento, por lo que recargó su frente contra la de ella y sin apartar la mirada esbozó esa sonrisa torcida que a la rubia tanto le gustaba.

—Mi nombre es Harry, Harry Koch... —Ella se estremeció bajo su cuerpo.

—Eres mío, Harry... —Pronunciar su nombre se sintió magnífico.

—Te equivocas querida, tú eres mía, yo no te pertenezco, yo soy tu amo y señor.

Posteriormente dejó un fugaz beso sobre sus labios y se apartó rápidamente de ella. Con prisa la liberó de las amarras, tomó su ropa que estaba esparcida por el suelo y desapareció…

Durante las siguientes semanas no tuvo noticias de Harry Koch, o como a Denisse le gustaba llamarlo, H. dom. Era como si la tierra se lo hubiese tragado, ni siquiera se le veía conectado en el foro. Lo peor de todo, es que no tenía ganas de salir de fiesta ni mucho menos de ligarse a algún tipo para pasar la noche.

Su cuerpo lo anhelaba y nada más que a él. Porque nadie más podría llenarla como él lo hacía, ni mucho menos seducirla como solo él lo hacía. Estaba tan sumida en sus pensamientos que no se percató de que su desagradable jefe estaba frente a ella.

—¿Para eso le pago señorita Benet? —Cuestionó el hombre con severidad.

—Señor... Estoy en mi puesto de trabajo cumpliendo con mi labor, honestamente no veo el problema. —Alzó la mirada, enfrentando la del hombre.

—¿Con que cumpliendo con tu labor, he? —Poniéndose rojo de la ira, rodeó el escritorio de Denisse y la tomó con violencia de su antebrazo, obligándole a abandonar su puesto.

—¿Qué mierd@ le pasa? Usted no tiene ningún maldito derecho a tratarme de este modo —con brusquedad se zafó del agarre del hombre.

El hombre ignorando completamente el parloteo de la joven observó la pantalla del computador, notando efectivamente que esta no estaba cumpliendo con su labor. En vez de tener abierto el sistema de la empresa para rellenar las planillas que le correspondía estaba metida en un foro de BDSM.

—¿Con que detrás de esa carita de santa se esconde una puta@ retorcida? ¿Quién iba a pensarlo? —Dijo el hombre con desdén.

—Evite traspasar los límites, jefe. Mi vida personal a usted no le incumbe y si soy una put@ retorcida o no, es mi muy jodido problema. —Contraatacó mordaz.

—Por si no estaba enterada señorita Benet, esta es una empresa seria y cuida mucho la imagen. Usted en este momento está perjudicando la imagen de la empresa y eso es una falta muy grave que conlleva a la suspensión o el despido, piense muy bien lo que le acabo de decir, la espero dentro de 10 minutos en mi oficina para que me demuestre que está dispuesta a hacer para conservar su trabajo. —Sin más que acotar el hombre se da media vuelta y se encierra en su oficina.

Denisse, quedó perpleja en su sitio, sin poder creer la descarada insinuación de su jefe. Rápidamente caminó hasta el baño donde se lavó el rostro con abundante agua fría. Necesitaba calmarse, los latidos de su corazón eran erráticos y sentía que se le revolvía el estómago.

Pasado unos cuantos minutos abandonó el cuarto de baño y se encaminó decidida a la oficina de su jefe. Ese cerdo bastardo estaba muy equivocado si pensaba que ella se iba a acostar con él, su puesto de trabajo se lo había ganado con creces y si quería despedirla, entonces que lo hiciera.

—Con permiso, —dijo secamente al momento que se adentraba en la oficina.

—Me alegra que te hayas decidido. A colaborar. —Cuando el hombre se giró en su silla y fijó su intensa mirada en ella, Denisse tuvo que retener una arcada al ver al hombre con su pequeño pene erecto masturbándose enérgicamente. —Ven querida, ponte de rodillas y abre tu boca para que eche toda mi corrida en ella. —Jadeó ronco mientras la miraba. —Cuando estés de rodillas necesito que te saques las tet@s afuera para que me estimulan visualmente y te quedes ahí con tu boquita hermosa abierta, porque de ahora en más si quieres conservar tu trabajo serás mi depósito de esperma.

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