Capítulo 5 Capítulo 5

Entre nalgadas, Harry procuraba acariciar su humedecido sexo, o generosamente la follab@ con sus dedos enterrandose en lo más profundo de su coñ@. Las sensaciones eran tan abrumadoras que de pronto se encontró gritando y suplicando por más. Necesitaba correrse y lo necesitaba urgente.

—No puedes correrte hasta que yo lo diga. —Mencionó aquellas palabras con tal autoridad que Denisse pensó se correría en ese mismo momento.

—Amo... Por favor... —Suplicó entre gemidos lastimeros.

—Está bien, permitiré que te corras, pero con una condición... —Hunde uno de sus dedos en su culo, haciéndola jadear desesperada.

—Lo que usted deseé, mi señor... —Sus ojos grises estaban llenos de lágrimas a causa de la excitación.

—He terminado de azotar tu culo, ahora te pondrás de rodilla y me comerás la poll@. Quiero que te corras con mi poll@ en tu boca y con tus propios dedos dentro de tu coñ@... Has sido impuntual, por lo tanto, no mereces que mi poll@ te reviente el coñ@.

Desesperada, se puso de pie y sintió la piel de sus nalgas tirante y al solo movimiento comenzaban a escocer. Sin embargo, calló de rodillas frente a él y con una agilidad asombrosa sacó el miembro erecto del hombre y lo metió en su boca.

Harry comenzó a foll@r su boca mientras la cogía del cabello, la estaba usando a su antojo y eso la estaba volviendo loca. Necesitaba correrse con urgencia por lo que comenzó a acariciar frenéticamente su clítoris para culminar follandose a sí misma con sus dedos.

Ambos alcanzaron el orgasmo al mismo tiempo, Denisse se corrió sobre su propia mano y Harry se vació en su boca, obligándole a tragar hasta la última gota. Quién por cierto, disfrutó en extremo del sabor agridulce del sem3n de su amo.

—Estuviste fantástica, mi querida mascota... —Dijo sin lograr calmar su acelerado corazón.

—Gracias amo, —se abrazó sus piernas y sonrió cuando Harry acarició su cabello.

—Ahora debo irme, me espera un día bastante pesado en la oficina. —La separó con suavidad y dejó un beso en su frente.

—También tengo una entrevista de trabajo dentro de poco. —Se pone de pie y esboza una sonrisa perezosa.

•••

Denisse va con la hora justa a la entrevista de trabajo, ya que el tráfico de la ciudad a esa hora era imposible. Cuando finalmente llegó al descomunal edificio, se adentró en el y corrió hasta la recepción.

—Buenos días, vengo a la entrevista de trabajo para el puesto de asistente de gerencia. —Dijo atropelladamente.

—Debe tomar el ascensor que está frente a la recepción, la entrevista se llevará a cabo en el onceavo piso. —Respondió la recepcionista sin siquiera dignarse a mirarle.

Denisse corrió hasta el ascensor y rápidamente presionó el piso indicado. Estaba nerviosa, era una oportunidad tan buena que no deseaba estropearla. Cuando finalmente llegó al piso indicado se encontró con decenas de personas, entre hombres y mujeres, todos muy bien vestidos que al igual que ella, esperaban una oportunidad.

—¿Denisse Bennett? —La melodiosa voz de una mujer resonó en el pasillo e inmediatamente la rubia se acercó a la mujer.

—Buenos días, soy Denisse Bennett. —Esbozó una simpática sonrisa.

—Sígame por favor, el jefe la espera para la entrevista.

Denisse sigue los pasos de la mujer, se adentraba por un pasillo interno hasta llegar a una oficina, la cual tiene un ala sola del edificio. No esperaba menos para el gerente de una empresa tan rica y poderosa. La mujer abre la puerta y le indica que entre, Denisse obedece, pero cuando la puerta se cierra tras ella queda completamente paralizada.

H. Dom era el gerente de la empresa más poderosa del país.

Denisse se quedó de pie en medio de la oficina sin saber que decir. Sentía su rostro arder de la vergüenza y en ese preciso momento deseaba que la tierra la tragara y la escupiera en otra empresa.

—Tome asiento señorita Bennett, —la voz de Harry la trajo de regreso a la cruel y vergonzosa realidad.

—Yo... No sabía que tú estarías aquí... Yo... Lo lamento muchísimo. —Apoyó contra su pecho la carpeta que llevaba con sus documentos, currículum y referencias, bajó la mirada y giró para salir rápidamente de esa oficina.

Antes de que pudiera abrir la puerta y huir vergonzosamente, Harry se puso de pie y de unas pocas zancadas llegó a su lado impidiéndole el paso. Ella alzó la mirada, encontrándose con esos hermosos ojos verdes que la escudriñan.

—¿A dónde cree que va, señorita Bennett? —Esbozó una sonrisa torcida y el corazón de ella se aceleró.

—Creo que no sería muy ético de nuestra parte el trabajar en la misma empresa, ¿no lo cree señor Koch? —La rubia alzó la mirada, dedicándole un gesto desafiante. Ella disfrutaba siendo sumisa en la cama, sin embargo, en su día a día no era sumisa en lo absoluto.

—Lo ético importa muy poco señorita Bennett cuando el dueño de la empresa soy yo. —Alza una de sus cejas correspondiendo al gesto de la mujer.

La rubia no supo qué decir al respecto, se quedó con la boca abierta sin poder creer que se estaba acostando con un hombre tan jodidamente rico y poderoso. Ahora entendía como podía costear la suite principal en uno de los hoteles más caros de la ciudad.

—¿Crees que es una coincidencia este encuentro? —Tomó delicadamente la mano de la rubia y la apartó de la puerta. —Absolutamente nada es coincidencia en esta vida, al menos yo no creo en ellas, creo en las posibilidades y las oportunidades, no en las coincidencias.

—¿Estás diciendo que me darás el puesto de trabajo solo por que soy tu amante en la intimidad? —Cuestionó indignada.

—Otra vez estás mal interpretando las cosas, si pedí que te llamaran es porque vi tu currículum y tienes una carrera brillante. Necesito a alguien como tú a mi lado, en esta empresa solo trabajan los mejores profesionales de cada area. Claro, te advierto que la competencia es bastante, pero de todas maneras no te he llamado por la sesiones sexuales que compartimos. —Se apartó de ella y volvió a acomodarse en la silla de su escritorio. —Jamás asignaría a alguien a un cargo tan importante que no estuviera capacitado, así que si estoy considerando contar con su apoyo es por que considero que es muy capaz.

—Pero... —Ella titubeó, de pronto sintiéndose demasiado tentada.

—Puedo entender tus dudas, dado el tipo de relación que compartimos... Me considero un hombre bastante profesional, sé mantenerme al margen y respetar los límites... Aunque también podemos sostener una relación sin límites.

—¿A qué te refieres? —Avanzó lentamente y se sentó frente a él.

—Para ser honesto, me encantaría tener una asistente que fuera sumamente capaz y que esté a la altura del puesto y que además pueda ser mi sumisa en lo sexual, que esté dispuesta a darme placer cuando a mí me plazca y que su placer sea el mío. —Fijó su intensa mirada en Denisse. —Tú eres la única mujer capacitada para esto Denisse, eres inteligente y hermosa, todo lo que necesito.

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