Capítulo 6 Capítulo 6

La rubia, ante la proposición del hombre se sintió excitada, el pensar que estarían juntos más de 8 horas diarias donde él podría acceder a ella y utilizarla cuando le dieran ganas, la sola idea la ponía mil.

—Te pagaré cinco veces el salario que ofrece el mercado por tu labor, en esta empresa podrás crecer profesionalmente hablando y aprenderás muchísimo... —Inclinó su torso hacia adelante. —Pero antes de que decidas, necesito que seas completamente consciente de que ser mi sumisa es algo que requiere compromiso. No es lo mismo un par de encuentros esporádicos a ser mi sumisa. Primeramente, pido exclusividad, no me gusta compartir con desconocidos. Solo podrás estar con otros hombres cuando yo te lo autorice, deberás obedecer lo que te pida en el ámbito sexual sin cuestionar, si me cuestionas, entonces serás castigada.

Denisse lo miraba fijamente a los ojos, las palabras de Harry generaban un fuego abrazador en su interior. Quiso preguntar, pero él con un gesto le indicó que guardara silencio.

—Aun no digas nada, termina de escuchar lo que tengo para decir... —Se relamió los labios. —Yo no seré exclusivo, puedo tener y entrenar todas las sumisas que desee, de igual modo debes saber que estoy comprometido. Claro, mi compromiso es por acuerdo de familias y por negocios, yo a mi prometida no la quiero en lo absoluto y si ella me quiere a mí es algo que no me importa en lo absoluto. Una vez a la semana acudiremos a un exclusivo club de BDSM, donde te llevaré como mi sumisa y ahí aprenderás más de este mundo. Si estás dispuesta a esto, entonces podemos proceder a firmar el contrato. —Saca una carpeta de cuero negro del cajón de su escritorio.

Denisse tomó la carpeta que le entregó Harry, revisando minuciosamente cada cláusula ahí establecida. A pesar de leer todo con sumo cuidado, el único pensamiento que rondaba en su cabeza es que Harry Koch estaba comprometido. No es que ella tuviera algún tipo de sentimiento por aquel hombre, no, en lo absoluto, pero de algún modo le incomodaba ser la "patas negras"

El estar con un hombre comprometido no es algo que estuviera en sus planes, tampoco era algo moralmente correcto. A pesar de eso, se sentía sumamente tentada a entregarse a estas oportunidades de experimentar cosas nuevas, poder satisfacer hasta su más retorcida fantasía.

—Acepto —manifestó su desición con total seguridad.

—Perfecto. —Le ofreció su bolígrafo para que firmara el contrato.

Denisse tomó el bolígrafo y sus dedos rozaron los de Harry, el solo tacto provocó que su cuerpo se estremeciera de pies a cabeza. Decidida firmó cada hoja para luego entregar la carpeta y el bolígrafo a Harry.

—¿Cuándo empiezo? —Esbozó una pequeña sonrisa.

—Mañana empieza señorita Bennett, su hora de llegada será a las 7:30 de la mañana, recuerde que la puntualidad es importante para mí, de lo contrario, me veré en la obligación de castigarla. —Le dedicó una sonrisa sugerente.

—Por supuesto, señor.

•••

Denisse bajó del taxi apresuradamente y se acercó a la entrada de Tech. Corp dando pasos rápidos, resonando sus zapatos de tacón en el asfalto de la calle. A medida que se acercaba, sentía un nudo en la boca de su estómago, los nervios y las ansias atacaban en igual medida. Era su primer día de trabajo y se sentía más que motivada, ella era capaz e inteligente y sabía que lograría grandes cosas. Lo que la hacía sentir nerviosa era el otro lado de su trabajo, ese lado más oscuro y retorcido, donde debería dejarse utilizar por Harry, su amo.

Al entrar en el edificio se sorprendió, ya que el vestíbulo estaba completamente vacío, la luz era suave y solo el guardia de seguridad se encontraba dentro. Ahora entendía porque su jornada laboral empezaba tan temprano, de solo pensar en lo que le esperaba aya arriba su sexo se humedeció.

El portero, era un hombre de mediana edad, alto, musculoso e imponente, con una mirada profunda y penetrante que intimidaba. El hombre al verla la saludó con respeto. —¡Buenos días! ¿Eres la nueva asistente del señor Koch? — Preguntó, guiándola con un gesto hacia el ascensor.

—Sí, así es. Hoy es mi primer día, estoy un poco nerviosa he de admitir. —Respondió Denisse, tratando de sonar más segura de lo que se sentía y riendo ligeramente la final de su discurso.

—Le deseo mucho éxito, señorita Bennett —el hombre le entrega una placa con su nombre.

—Muchas gracias... —Se coloca inmensamente la placa, luciendo está con orgullo en su pecho.

Denisse, se subió en el ascensor sintiéndose ansiosa, con su cuerpo ardiendo en llamas de solo imaginar que Harry estaba arriba esperándola impaciente. Cuando finalmente llegó al piso correspondiente bajó apresuradamente del ascensor y corrió hasta la oficina del hombre. Con urgencia y un par de golpes en la puerta se anunció y no entró hasta que desde el otro lado le indicaron que le hiciera.

—Llegas justo a tiempo, mascota. — Harry estaba recargado contra su escritorio, de brazos cruzados, con su rostro tan hermoso y masculino. De pronto, le dedicó una de esas sonrisas retorcidas que a la rubia tanto le gustaban.

—Estoy a sus órdenes amo... —Dijo la rubia con un suave ronroneo de fondo.

—Entrega tus bragas, desde ahora en más vendrás a diario a la oficina sin ellas, acá no será necesario que las utilices. —Su sonrisa se ensanchó aún más.

Denisse completamente dubitativa levantó un poco su falda y comenzó a quitarse las bragas. Podía sentir la intensa mirada de Harry sobre ella y la sola sensación de dominación la hizo humedecerse entre sus muslos. Con las bragas ya en sus manos cayó de rodillas y se arrastró de ese modo hasta estar a la altura de los pies de Harry, sumisamente extendió su mano entregándole las bragas al hombre.

—Eres tan obediente y hermosa, me siento tan feliz de tenerte, —con delicadeza acarició la barbilla de la mujer mientras que con su mano libre tomó las bragas y la guardó en el bolsillo de su traje.

—Gracias, amo... —Susurró con la voz entrecortada, perdiendo el aliento.

—He tenido unos días bastante complicados... Demasiado trabajo, aunque eso después lo notarás. —Con ambas manos acunó las mejillas de la mujer, mientras le dedicaba una mirada cargada de ternura, algo bastante contradictorio con su dominante personalidad. — Ahora te usaré, necesito relajarme y tú serás una perfecta distracción para eso.

La rubia gimió ante las palabras de Harry, él no perdió el tiempo, se sentó en la silla que estaba frente a su escritorio, abrió la cremallera de sus pantalones y sacó su endurecido miembr@. Al verlo tan grande, duro y majestuoso ella se relamió los labios, para luego gatear hasta donde él estaba.

—Quiero que me montes... —Él le ofreció su mano, ayudándole a ponerse de pie.

Denisse no se hizo de rogar, se puso de pie con ayuda de Harry, enrolló su falda hasta la cintura y sin más se sentó a horcajadas sobre él. Con su mano tomó el miembr@ del hombre y lo alineó con su entrada para después dejarse caer en él lentamente, sin detenerse hasta que sus nalgas chocaron con su pelvis y muslos.

Ella comenzó a montarlo, en un comienzo eran movimientos lentos y profundos, pero a medida de que ambos comenzaban a excitarse aún más, ella comenzó a dar brincos, movimientos más rápidos y erráticos con la urgencia de buscar el placer de su amo y el suyo propio.

De pronto, Harry detuvo sus movimientos. El hombre la tomó del cabello y la hizo levantarse de su regazo. Ella confundida se dejó hacer, quería preguntar si hizo algo mal, pero antes de que siquiera pudiera articular palabra él la puso contra el escritorio y se enterró en ella una vez más.

Entre besos hambrientos y mordidas que dejaba sobre su cuello comenzó a embestir con rudeza y precisión, haciéndole ver estrellas. Fue tal el orgasmo que la azotó en ese momento que llegó a derramar algunas lágrimas. Pero no lloraba por dolor o tristeza, todo lo contrario, sus lágrimas eran de felicidad y placer, puro placer.

—Gracias amo... —Masculló débilmente.

—Es un placer mi querida mascota. —Le proporcionó un par de nalgadas antes de dejar un beso sobre su sudorosa frente.

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