#CHAPTER 44 El cuerpo de Osborn

Cuando mi teléfono sonó quince minutos después, me lancé hacia él, pensando que era Evan. No lo era. Aun así, me alegró reconocer la voz al otro lado de la línea.

—¡Vaya! Ese ha sido el saludo más entusiasta que he recibido en años. Ni siquiera mis novias me saludan así.

Suspiré y me recosté en mi...