Capítulo 6 Capítulo 6: Ser rudos
La razón de ambos ha quedado en un segundo plano, así que, dejándose llevar por la excitación, se besan con pasión, mientras con toques lujuriosos, la posibilidad de detenerse, se hace más pequeña.
— Por favor… — susurra Adhara.
— ¿Qué quieres?
— Follame — pide en un gimoteo que le impide a Jareth controlarse. Por lo que, alejándose levemente, comienza con su miembro a realizar movimientos circulares en el botón de placer de Adhara, con el fin de estimularla más.
Al no poder soportarlo más y ver como ella se retuerce deseando recibir más placer, él se posiciona en su entrada y antes de ingresar a ella, suspira profundo y deseando un no por respuesta pregunta una última vez.
— ¿Deseas que me detenga?
— Continua, por favor. No quiero que te detengas — dice Adhara y ello hace que Jareth se adentre en el canal de ella, causando que ella abra sus ojos y al sentir el dolor, lleve sus manos al abdomen bajo de Jareth.
— Lo sé, estoy siendo suave.
— Duele. — susurra Adhara y Jareth, se acomoda mejor para poder estimular con una mano el botón de placer de Adhara y con la otra, acariciar su cuerpo.
Ante el estímulo, Adhara comienza a gimotear y esa es la señal que Jareth toma para adentrarse en él. Saliendo ligeramente un poco de ella, comienza a adentrarse lentamente mientras los gruñidos y gemidos se escuchan cada vez más.
Para ambos, era una locura lo que estaban haciendo con un desconocido, pero, ya habían avanzado tanto para dejarse llevar. Por lo que, no había manera de retroceder y sí, miles maneras de disfrutar.
Poco a poco, el dolor fue disipándose, mientras el placer reemplazaba este, con cada caricia y lento movimiento que comenzaba a ser demasiado placentero. El cuerpo que se tensionaba con cada movimiento, lentamente empezó a relajarse, y las manos que se aferraban a los fuertes brazos, comenzaron a recorrer los mismos hasta aferrarse a su cuello y espalda.
Justo cuando Adhara creía que el dolor ya había abandonado su cuerpo, un movimiento más rápido y profundo, hace que ella ahogue un gemido lastimero, causando que Jareth se detuviera.
— ¿Por qué ha vuelto a doler?
— Entre un poco.
— ¿Aún falta más? — pregunta Adhara preocupada y Jareth solamente baja su mirada a esa parte donde ahora estaban unidos. — Oh maldita sea. — susurra Adhara.
— ¿Quieres que me detenga?
— No, no puedo dejar nada a medias. Así que, continua. Yo voy a ser fuerte. — dice Adhara decidida y eso hace que Jareth sonría.
Con un beso húmedo, Adhara deja de mostrarse adolorida y nuevamente, se deja llevar por las sensaciones que, en el pasado, había huido por miedo a dejarse llevar. Las caricias y toques, hacen que se muevan de tal forma que ambos sintieran placer.
Con paciencia, disfrutaron el momento íntimo, donde los gemidos y gruñidos, envueltos con arañazos y mordidas, se escucharon y sintieron por toda la habitación donde sin tomar en cuenta que no eran de la misma manada o siquiera conocidos, estuvieron disfrutando del placer sexual que pudieron brindarse.
Era sorprendente ver como lo que en un principio era lento y suave, después de haberse Adhara costumbrado, ella misma pidiera ser más rudo y Jareth, quien no perdía el control, está por perderlo con una mujer que no vería otra vez.
— No puedo más. — susurra Jareth, mientras Adhara recién sentía el orgasmo acercándose.
— Aun no, por favor — pide Adhara y ello hace que Jareth la tome en sus brazos y sin salir de ella, se acueste, deseando que ella se mueva lento para retrasar el orgasmo que amenazaba con salir.
— ¿Qué haces?
— Bueno, es momento de que tú también aprendas a darte placer.
— Pero, no sé qué hacer. Por si no lo habías notado, soy nueva en esto. — dice Adhara asustada.
— Te enseño, no es algo demasiado difícil y créeme, que una vez aprendiendo como estimularte.
Lo que había comenzado como solo una ayuda a alguien bastante ebrio, terminó en una noche donde escasamente los cinco preservativos fueron suficiente. La mujer que no había cedido a un orgasmo en su vida y se concentraba en ser buena estudiante, hija, hermana y novia, estaba cambiando drásticamente.
Agotada y con marcas en todo el cuerpo, Adhara después de un ligero baño, se quedó profundamente dormida en la suite presidencial, mientras Jareth aun duchándose, pensaba en lo que había hecho y si había sido buena idea sucumbir a la tentación de una omega.
Cuando salió de loa habitación, listo para hablar con ella sobre lo que había sucedido, la encontró profundamente dormida y por ello, decidió no molestarla y acostarse a su lado, aunque había prometido no quedarse en la habitación.
— Chicos, ¿Y Jareth? Dijo que no demoraba y ya están por cerrar la discoteca. — dice el chico rubio y todos asienten buscando el hombre que había desaparecido hace horas.
Jareth, quien había prometido regresar, por primera vez en largos meses, se quedó profundamente dormido y fue Adhara que, entre quejidos, despertó cuando el sol estaba por salir.
— Oh, Dios, ¿Qué me pasó ayer? — se pregunta al sentir un dolor fuerte en su espalda.
Cuando intenta levantarse de la cama, ahoga un gruñido de dolor, mientras siente como algo en ella es distinto. Adolorida, mira a su alrededor intentando saber dónde está y cuando ve al hombre profundamente dormido a su lado, ahoga un grito horrorizado por las marcas en su cuerpo.
¡Me he acostado con un gigolo! ¡He perdido mi virginidad con un gigolo! — grita Adhara horrorizada.
Con dolor, se levanta de la cama, mientras observa la espalda del chico completamente destrozada con arañazos y mordidas que mostraban lo salvaje de la noche. Avergonzada, buscó su ropa y no encontró la misma.
Por lo que, tomando una toalla, salió corriendo de la habitación, donde sin saber cómo marcharse sin ropa, corrió hacia el ascensor.
Sin embargo, antes de irse, se dio cuenta que su ropa de la noche anterior, estaba colgada en uno de los pomos de la puerta y entrando a la misma, se vistió rápidamente y confirmando que tenía efectivo en su ropa, sacó unos cuantos billetes
— Debo recompensarlo por la noche dura. — murmura Adhara regresando a la habitación del hombre desnudo, donde dejó los billetes sobre la almohada donde ella estaba y usando un block de notas del hotel, escribió:
—Lamento haber sido tan ruda. Espero que el dinero que dejé, compense tu noche conmigo. No sé tú tarifa o no lo recuerdo. Así que, si era más, lo siento. Era el único efectivo que me quedaba —
Rápidamente se marchó y prometiendo no volver a tomar, regresó a su casa.
‘No vuelvo a tomar más nunca y mucho menos, a contratar un gigolo. Menos si es tan rudo.’ se dice Adhara mentalmente mientras camina adolorida.





























































































































































































