El principio del fin

Los ojos de Zorah se abrieron de par en par cuando las manos carnosas de Ippocrate apretaron su garganta, pero antes de que pudiera siquiera perder el aliento, el grupo de hombres ya estaba sobre él y lo tiraban hacia atrás.

Los ojos de Ippocrate estaban fijos en ella.

—Zorah, no deberías estar so...