Besando

La habitación no era tan bonita como la de su noche de bodas en Nueva York, pero de alguna manera se sentía más lujosa y opulenta. Sin siquiera tocarla, Zorah sabía que la ropa de cama iba a ser más suave que las nubes. Sentía una extraña compulsión de saltar en medio de la cama para ver si se hundi...