Se estrelló

Zorah sintió que su corazón se detenía y luego volvía a latir mientras levantaba la vista y se encontraba con la furiosa mirada de ojos azules del hombre que se alzaba sobre la mesa.

—Estás en mi asiento —le indicó a Micah.

—No lo creo —respondió Micah con arrogancia—. Estamos en una cita.

—¿Te d...