Enfrentando a The Walrus

—¿Señor Giarre? —preguntó Zorah mientras se acercaba a él.

—¡Zorah! —levantó sus enormes brazos en el aire—, qué sorpresa.

El gigante de hombre la miró de arriba abajo y Zorah no pasó por alto cómo sus ojos se oscurecieron, sus pupilas se dilataron, al ver sus piernas asomando por debajo de su ves...