Herida de amor

Me dejé guiar por él, sin oponer resistencia. A estas alturas ya no tenía fuerzas para discutir, ni para fingir que no me afectaba su cercanía, ni su cuidado. Me envolvió con la toalla como si fuera de cristal. Sus manos me secaron con delicadeza, como si tuviera miedo de romperme, como si al mínimo...

Inicia sesión y continúa leyendo