Vivir o morir

El grito de Eloísa todavía resonaba en mis oídos cuando sentí la tibieza del cuerpo de Isabella entre mis brazos. Su llanto, leve y agudo, me sacó por unos segundos de esa escena caótica. Sus manitos se aferraban a mi cuello, su rostro se acurrucaba en mi pecho como si supiera que finalmente había l...

Inicia sesión y continúa leyendo