Perseguir el amanecer

No sabía cuánto tiempo había pasado. Días tal vez. Tal vez solo horas. Todo se había vuelto una mezcla entre el olor de su piel y el sonido de nuestras respiraciones entrecortadas. Los límites eran difusos. Las madrugadas empezaban con besos y terminaban con jadeos bajo la ducha. Pero por dentro...

Inicia sesión y continúa leyendo