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Cada día que pasaba el hombre que me tenía en sus brazos se estaba haciendo indispensable para mí. Siempre se aseguraba que estuviese cómoda, contenta y feliz. Si me veía triste, ahí estaba para apapacharme o decirle palabras de confortación, consiguiendo su cometido.

Quizás si estuviese experiment...