53

NARRA BERENICE

Novia, novia, novia; mi cabeza no dejaba de procesar esa palabra.

Ya no estaba segura si mi corazón podría soportar más felicidad. Aún no podía creer lo afortunada que era. ¿Emerson Harker me amaba? ¿En serio? Al parecer había sido una criatura muy buena en mi vida pasada para merec...