Capítulo 58 - La maldad pura

Los gritos de Regina me tenían con el corazón comprimido, el tipo le había rasgado la camisa y le partió el sujetador, mi amiga seguía poniendo resistencia y en una rasguñó al hombre de bigotes, volvió a darle un golpe con la mano cerrada, la amarró con esposas.

—¡Esta maldita es una fiera! —Otro g...