Capítulo 24 24. El día no tiene la delicadeza de la noche.

Despierto como si el sueño hubiera sido un hilo demasiado fino sosteniendo todos mis pensamientos, y al abrir los ojos, ese hilo se rompe sin ruido, pero deja vibraciones en el pecho, movimientos suaves bajo la piel, recuerdos que no tienen forma completa, pero sí temperatura. La temperatura de mano...

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