Capítulo 39 41

Dos y un El sonido del metal rompiéndose se clavaba en los oídos de Clara como un látigo. Cada golpe de machete parecía dirigido no al carro, sino a su vida entera, a los años de aguante, de silencios y de miedo.

—¡Raúl, por Dios! ¡Deja eso! —gritó desde la acera, con la voz temblorosa.

Pero él ni...

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