Herida de silencio

Entré y salí de la conciencia mientras me llevaban al hospital. No sentía ningún dolor en el pecho ni en el hombro, lo que no podía ser una buena señal. Todo estaba borroso. La luz blanca y punzante fluorescente me obligó a cerrar los ojos en cuanto los abrí.

De fondo, oí las voces de Félix y M...

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