Veneno lento

Sam Brennam.

Leonhard Niedermann era un maldito desastre.

Todo en él gritaba depresión. Había perdido peso, al menos unos veinte kilos, tenía ojeras profundas y parecía que no había dormido ni se había duchado en días. La ropa, antes impecable, ahora colgaba de su cuerpo como si no le pertenec...

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