Capítulo 29 Dos hombres desnudos muy deseables

—No se moleste, profesor, de verdad no hace falta.

—¡Todo lo que el profesor quiera dar será bien recibido! —gritó Diana desde el interior, sin ningún pudor.

Amanda rodó los ojos con exasperación y volvió la vista hacia Mauro.

—Está bien… morimos de hambre. Se lo agradecemos mucho, profesor.

Su ...

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