Capítulo 53 — Entregada a mi padrastro

La luz de la mañana se colaba por el ventanal de la suite del Hotel Vesper, pero la calma que sentíamos era tan frágil como el cristal. Habíamos tenido nuestra tregua apasionada, ahora era tiempo de estrategia.

—Tenemos que irnos pronto —dijo Alejandro, acariciándome el pelo. Su voz era grave, la d...

Inicia sesión y continúa leyendo