Un joven educado y amable

–No, yo no haré nada de eso– Alicia se asustó al sentir como Derek con fuerza apretó su mano.

–Lo harás, o soy capaz de dejarte aquí mismo botado–

Él la miró con molestia, y Alicia evitó llorar por el fuerte apretón que le estaba dando, sus manos eran pequeñas y frágiles, pero ese animal no era capa...